Era un día de finales de Diciembre
del año dos mil catorce,
una tarde fría y gris,
de esas que no apetece salir
y a alguien se le ocurre decir:
"Acabo de sacar el carnet de conducir
y a algún sitio tenemos que ir"...
Llegamos al acogedor puerto de Espasante
y entre las rocas aparece el cabo y parte de los Aguillones.
Aunque el atardecer llamaba
en oscuros tonos,
el marco era perfecto
para recordar su silueta
en blanco y negro.
Majestuosa caída del Monte Gargacido
hasta el faro del Cabo Ortegal
y los Tres Aguillones (Os Aguillóns) en el mar.
"Cabalo Xoán", "A Ínsua" y "Tres Irmaos"
E "A Malveira" distraída polo medio.