Erase más de una vez
que no sabía hacia donde me llevaban los pies,
sólo se veía niebla en el horizonte
que adornaba los oscuros montes.
Me perdía en un sueño
que pintaba en blanco y negro.
Cuando lo único que ves es el cielo,
como una ligera pluma te dejas llevar
a donde las pesadillas desparecen al ritmo de "ya".
En ese instante de vuelo planeador,
cuando la calma se acercaba a mi interior,
un sonido familiar me despertó:
Era su voz....
mi compañero, el despertador.